Por lo demás, y dejando aparte la promesa de que una de las nuevas ediciones -la más cara- estará disponible también en el característico color blanco que es casi emblema religioso para los amantes de la marca de la manzana, lo poco que tiene de nuevo el dispositivo que enseñó ayer el presidente de Apple está en su interior.
La novedad: 3G
La revolución de este semestre ha consistido en embutir un módem 3G en un teléfono móvil, algo que no sería noticia si no fuese porque este exclusivo aparato es de Apple. Y porque el márketing masivo de la compañía no ha conseguido obviar el anacronismo que supuso haber lanzado un terminal en 2007 sin esa capacidad.
De hecho, en España son legión los terminales que cuentan con ella: Vodafone, la segunda operadora, calcula que sólo en su red hay 5,2 millones de teléfonos equipados con uno de esos módem. Telefónica, que venderá en exclusiva el de Apple, declara por su parte que en estos momentos hay más de 4 millones de números con 3G en su Red.
Compra, igual a contrato
La nueva habilidad del iPhone para conectarse a la Red sin necesidad de que haya cobertura WiFi no sólo lo pone a la altura del resto de dispositivos con menos brillo sino que -más importante-, permite su aterrizaje en mercados como el español.
Equipado también con un receptor GPS (tampoco esto lo convierte en revolucionario), el teléfono sin teclas ya puede llegar a España, y lo hará con algo más de batería y de la mano de Telefónica. Tampoco en la fórmula de comercialización habrá novedades.
Puesto que Apple no sólo gana dinero vendiendo el teléfono, sino que también se lleva un mordisco de lo que paguen los usuarios a la operadora, quienes quieran presumir de modernos con amigos y familia tendrán que acceder a un pacto que puede que no sea muy ventajoso: el teléfono por menos de 199 euros, a cambio de contratar un plan de precios "especial". Y donde dice especial, la mayoría de los usuarios de otros países ya han leído "más caro".
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