PARÍS.- Los campos electromagnéticos podrían ser causantes “de un grave problema de salud pública” según un grupo de científicos que participó hoy en un coloquio sobre “los retos sanitarios de las tecnologías sin hilo” organizado en el Senado francés.Así lo afirmaron el coordinador del proyecto de investigación europeo Reflex, el científico alemán Franz Adlkofer; el cancerólogo francés Dominique Belpomme; su colega sueco Lennart Hardell y el investigador del departamento de neurociencias del Karolinska Institute de Suecia, Olle Johansson.
En una declaración conjunta los cuatro profesores aseguraron que "la observación clínica de numerosas investigaciones toxicológicas y biológicas y ciertos estudios epidemiológicos demuestra los efectos de los campos electromagnéticos sobre nuestra salud”.Agregaron que “un número creciente de enfermos se han vuelto intolerantes a los campos electromagnéticos,” además de no excluir posibles evoluciones hacia enfermedades degenerativas del sistema nervioso y también hacia ciertos tipos de cáncer.Por ello consideran que la tecnología inalámbrica podría convertirse en “un problema de salud pública de primer orden”.Citaron, a los efectos, ciertos estudios que prueban los efectos nocivos de la tecnología sin hilos en el cerebro o incluso en el ADN, aunque, reconocieron, otros no lo demuestran. En cualquier caso, resaltó Belpomme, las normas de protección son "ampliamente insuficientes para evitar los efectos tóxicos”.Los operadores de telecomunicaciones presentes en el encuentro no tomaron la palabra, según indicaron los senadores ecologistas que la habían organizado, un mes antes de que el Gobierno celebre una mesa redonda sobre el mismo tema y el de las antenas de telefonía inalámbrica.
Antenas para investigadores franceses como Sandrine Wittman, del Centro Léon-Bérard de Lyon, son “una catástrofe para la salud pública”.Fuentes gubernamentales confirmaron que la mesa redonda del 23 de abril reunirá a asociaciones, colectividades, sindicatos, organizaciones patronales y miembros del Gobierno.Según la Academia Nacional de Medicina las antenas de telefonía móvil no plantean riesgo alguno y la reciente retirada de algunas de ellas en Francia en aras del “principio de precaución” se funda en "un error científico”.
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