De a poco navegar por internet e ir descubriendo sus secretos, decidí hace unos años atrás, cambiar el navegador por una "suite" conocida entonces como Mozilla.
Como buen usuario del hasta entonces Netscape, la gráfica y las prestaciones de aquella versión del nuevo navegador me hizo eliminar el Explorer, aquél navegador por defecto que venía en Windows.
Nada me hizo cambiarlo de nuevo puesto que avanzando en la red, me pasé del Mozilla al desconocido Firefox, el cual desde ese entonces y hasta ahora sigue siendo el navegador por defecto en mi equipo.
¿Por qué tanta devoción? Simplemente porque cumple una función multiplicada por mil, ya que al acceder a las extensiones tu vida diaria se agiliza al poder incorporar dentro del mismo navegador, el estado del tiempo, elegir el color de las pestañas y unas inagotables utilidades de manera gratuita.
Al ver Explorer, me sentía como en el pasado, en el aburrimiento extremo pues al pinchar un link, éste me habría una ventana dentro la misma pantalla, sin abrir otra, y en la práctica la funcionalidad de Firefox hizo que se fortaleciera mi decisión.
Con el correr de los años he actualizado versión tras versión y he ido incorporando las extensiones que para mi trabajo son esenciales, como el Twitter.
Ya Firefox cumple cinco años, y espero que siga su carrera con la prestancia que he visto en todo este tiempo para transformarse en más que una opción para el usuario.
La casa del Panda chino (alusión al logotipo que incluye este mamífero) seguirá madurando y creciendo, adaptándose a los tiempos y agregando cada día nuevas funcionalidades lo que hace que sea siempre un recomendado a la hora de elegir un navegador.
TransMedia
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